
Habla sobre la teoría en la que él habría estado trabajando antes de morir, la cual (obviamente) no alcanzó a finalizar.
Este caballero tenía una idea demasiado incrustada en su cabeza: él creía que todo podía ser predicho a través de la ciencia. Se basaba, más que nada, en la idea de “Poder leerle la mente a Dios”, como él mismo decía. Creía que, de algún modo u otro, el porqué de las cosas se basaba en una especie de ley o ecuación a la cual quería llegar. Una ecuación capaz de demostrar, de paso, que el jefe de arriba existe (aunque ese no era el fin necesariamente).
Hablaré un poco, a grandes rasgos, de lo que recuerdo del documental y de lo que me ha llevado a reflexionar. El que quiera leerme, que lo haga. El que no, se puede ir ahora mismo a la cresta.
Comienzo: La gran batalla de Einstein empieza con el nacimiento de la mecánica cuántica, la cual abre las puertas al gran mundo de las probabilidades (en esta teoría se basaron para llegar a grandes inventos como los computadores, por ejemplo).
La mecánica cuántica habla, a grandes rasgos también, de que el sólo hecho de observar alguna cosa cambiaría su comportamiento (como cuando observas a alguien y queda intimidado o reacciona de cualquier otro modo, alterando lo que estaba haciendo. Lo mismo, aplicado a niveles macro y microscópicos). Entonces, Einstein no podría predecir el movimiento de las partículas dentro del átomo, ya que al observarlas simplemente ya las había alterado.

Entonces (para resumir un poco la idea de este comentario sobre el documental, el cual probablemente no fue muy exacto… el comentario, no el documental. A éste último se los recomiendo por completo) en conclusión, el caballero desperdició casi todo el final de su vida intentando hacer “La Teoría Sobre Todo”: Una gran majamama de fórmulas reducida a una pequeña que podría predecir absolutamente todo.
Él decía que no era un genio, que sólo era curioso y que para cada pregunta tiene que haber una respuesta. Cuando ésta es tan simple como una pequeña fórmula, entonces quien te esta respondiendo es el mismísimo tatita Dios. Murió queriendo conocer esa respuesta.
Sin embargo, se considera que el hombre, a finales de su vida, se aisló completamente de los avances científicos, negándolos para poder desarrollar su ambiciosa y obstinada idea. Se ve la evolución de la ciencia actual, basada en todas las cosas que negó Einstein, y se concluye que su “Teoría sobre Todo” jamás tuvo futuro alguno. Es por eso que se ve como un desperdicio a lo que se refiere a sus últimos años de vida.
Podría uno concluir que, de viejo, el compadre se puso terco. Quizá demasiado obstinado con la idea de estar a la par con Dios, yo no lo creo. No sé si era tan mesiánico. Pero si se trata de obstinación religiosa, me dio la impresión de que negó un pequeño/gran elemento cristiano: El libre albedrío.
¿No se supone que uno siempre tiene la opción?
Los griegos siempre disputaron su drama con el destino en las Tragedias literarias (Nótese en “Edipo Rey” cómo el aweonao del papá, queriendo evitar lo que la pitonisa predijo, terminó haciendo exactamente lo que se supone que haría).
El creer o no que todo lo que ocurrirá o lo que haremos en un futuro ya esta escrito es una disyuntiva humana histórica. Sólo se puede concluir que cada cual cree lo que quiere creer. Seguir la corriente o combatirla. Einstein estaba del lado del destino, pero de un modo menos “poético” y más bien lógico y matemático. ¿No quería él, con esta teoría inconclusa, predecir el futuro que ya estaba previamente establecido? ¿Y si sabes lo que ocurrirá, podrás cambiarlo? ¿Y si ya estaba escrito que lo cambiarías? por lo tanto ¿al cambiarlo no estarás haciendo algo que también se había escrito?
¡AAAAHHHH! ¡ANDATE A LA CONCHETUMARE!
Pensar en el destino es horrible. Tragedias griegas, cartas del tarot, Einstein, Yolanda Sultana (Creo que me da lata que todas esas cosas tengan relación, sólo por este último elemento… la vieja pa chanta).
Al final, puedo concluir que quiero saber nada de nada. No quiero cuestionar un destino que después me impida realizarlo. No es que prefiera actuar o pensar; soy fiel amiga del equilibrio (mientras no haya chocolate entre medio).
Pues pienso que uno puede ser lo que quiera ser. Depende da la voluntad de cada uno. El que no es lo que alguna vez soñó no es necesariamente una marioneta del destino. Es más bien un flojo culiao incapaz de tomar una decisión por sí mismo. Es alguien con demasiado poder de aceptación por el entorno, un camaleón: no es quien vive, es quien sobrevive. Esto último es mucho más fácil, ¿no?
Muchos padres de mi generación culpan a los hijos de su infelicidad actual, de tener un trabajo que no les agrada sólo por la responsabilidad familiar. ¿y quién les dijo que los hijos queríamos comodidades como computadores y celulares? Lo único que han conseguido es criar a patanes incapaces de pensar más allá de su alrededor, giles acomodados y con necesidades que no corresponden a las que de verdad deberían sentir.
A muchos niños les daría lo mismo no tener un Play Station o el último grito de la moda, con tal de ver a su familia feliz. A sus padres unidos de nuevo, por ejemplo. O simplemente a verlos más seguido.
La pregunta entonces no es si el destino esta o no escrito, sino más bien ¿Quieres vivir o sobrevivir?
*p.d: si haces click en las imágenes, encontrarás interesantes links relacionados con los personajes de cada foto.